jueves, 26 de julio de 2012

"De agua somos: poesía que salpica"

Abran Cancha presenta "De agua somos: poesía que salpica" de su colección Caballo Rayo

Sobre las montañas se huele el olor de la maravilla: el aire, las flores, el río y el viento sin pausa. Hay lagunas y mallines. “El mallín es agua con verdín que brilla en la tarde”, leen en un libro Carmela, la Negrita y la abuela liebre.

Ediciones Abran Cancha (www.abrancancha.com)  presenta un año de mucha actividad entre sus autores. Así es que lanza "De agua somos: poesía que salpica" de Graciela Rendón con ilustraciones de Ana Luisa Stok.

    “¿Qué pasa si nos sacan los mallines?”, pregunta Carmela con desesperanza. “Eso no sería una pena, ¡sino una desgracia!”. En ellos viven grillos, cascarudos, abejas mieleras, ranas y mucha otra fauna. Pero un día llegan las inmobiliarias con sus topadoras para llenar la laguna de hoteles y departamentos. ¿Y los bichos que tienen su casa en los mallines? ¡Hay que pensar un plan para resguardar la armonía de la naturaleza!

Este cuento de 40 páginas está sugerido desde los 8 años.

    Precio: $ 29.



En 2002 surgió Ediciones Abran Cancha (www.abrancancha.com), un emprendimiento creado por Adela Basch que promueve la lectura y la escritura mediante talleres y visitas a colegios, sin limitarse únicamente a los canales tradicionales de distribución. El objetivo inicial fue incluir en el mercado infantil una oferta que contemplara los géneros literarios que no estaban siendo abordados, como el teatro, la poesía, el humor y la narración oral, y también otros soportes alternativos para los contenidos, como los CD. Con el correr del tiempo, el fondo editorial se fue ampliando con nuevas propuestas y estéticas, siempre orientadas a generar prácticas de lectura activas.
En Abran Cancha apostamos a la lectura como un acto cotidiano de construcción de miradas diversas, siempre dispuestas al diálogo y a la apertura de sentido. Y apostamos, sobre todo, a que la palabra sea dicha –a veces en el silencio y otras veces en el ruido–, sea dicha y alegría; a que la palabra se diga y se rediga por los dichosos que se animen a escribirla y a leerla. Por eso nuestros libros asumen el riesgo de ser los intermediarios entre la poesía y los recitadores, entre el teatro y los actores, entre el humor y los reidores: entre la literatura y los estimadísimos lectores.

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